En el CEIP Atalaya de Palazuelos de Eresma (Segovia) desde hace años, en estas fechas, preparan y mandan tarjetas para felicitar las fiestas a vecinos del municipio e instituciones. Maite Ceballos y Olga de Pablos, profesoras del centro, son las impulsoras de esta actividad. Hemos hablado con Olga para que nos cuente todos los detalles.
¿Cómo surgió la iniciativa?
En nuestro centro damos mucha importancia a la educación emocional de los alumnos. Habíamos observado que la generación de la “era digital” vivía de forma despersonalizada (a través de whatsapp o e-mail) y consumista, tradiciones que eran comunes a todos ellos en relación con las fiestas navideñas (independientemente de sus creencias religiosas) y quisimos alejarlos de esa imagen y recuperar otros valores que dieran sentido a estas fechas (amistad, reencuentro, familia, solidaridad…). Elaborar nuestras propias tarjetas de felicitación nos pareció una bonita forma de empezar a lograrlo.
¿Participa todo el colegio o solo unos cursos o alumnos concretos?
Participa, absolutamente, todo el colegio. Este será el sexto año que lo hagamos y, si bien el número de tarjetas varía de unos grupos a otros (según la edad o el número de alumnos) hasta ahora no hemos bajado nunca de trescientas felicitaciones, aproximadamente.
¿A quién mandáis las tarjetas?
Los destinatarios se clasifican por grupos y son muy diversos. Comenzamos por felicitar a vecinos del municipio que de alguna manera participan en actividades que realizamos en el colegio, al Ayuntamiento y a los comercios y empresas de la localidad. Después nos extendemos a otros colegios e instituciones públicas de Segovia y provincia, residencia sanitaria, policía, bomberos, medios de comunicación, ONG… Incluso hemos enviado felicitaciones al Presidente del Gobierno y a la Casa Real (recibiendo respuesta por su parte, en ambos casos); pero las felicitaciones más emotivas son las que enviamos a las Unidades de Pediatría de hospitales de toda España, geriátricos, al centro penitenciario de Segovia y a nuestros amigos del CS La Fuencisla (el centro de ancianos del municipio).
¿Os llegan respuestas?
La verdad es que nos llegan bastantes respuestas, que nos gusta exponer en la entrada del centro, a la vista de todos, y es una sensación muy gratificante cuando una clase en concreto recibe tarjetas a su atención. Siempre recibimos respuesta de aulas hospitalarias, internos penitenciarios, centros geriátricos, colegios públicos, medios de comunicación, vecinos, etc.
¿Qué beneficios tiene para los alumnos esta actividad?
Es bastante enriquecedora, además de tratarse de un gran nexo de unión entre alumnos y profesores. El mensaje es común en todos los casos, sin hacer alusión a creencias religiosas y nos ayuda a comprender que hay valores que están por encima de ideologías, pensamientos o condición social.
¿Cómo hacéis las tarjetas (material, mensaje…)?
El material es muy simple y tradicional: cartulinas, papeles de colores, purpurinas… Aunque la creatividad de los niños y de los profesores cada año va en aumento.
Respecto al mensaje, es común en todos los casos: “Desde el CEIP ATALAYA, de Palazuelos, os deseamos SALUD, PAZ e ILUSIÓN para 2019”. Por detrás ponemos una foto del cole y en el remite del sobre la clase que lo ha realizado para que puedan responderles si lo desean.
También lleváis a cabo un programa de relaciones intergeneracionales. ¿Nos puedes explicar en qué consiste?
Es uno de los proyectos de los que también estamos muy orgullosos. Con la intención de abrir el colegio a los vecinos del municipio, comenzamos hace cuatro años un proyecto de colaboración con un centro geriátrico, que también aloja a enfermos mentales, y que pertenece al mismo, aunque depende de la Diputación de Segovia.
Consiste, básicamente, en realizar una actividad mensual entre niños de Educación Primaria y residentes que aún disponen de cierta movilidad. Cada mes cambian los alumnos en función del tipo de actividad, y unas se celebran en nuestras instalaciones y otras en las suyas. Entre las más valoradas por todos están: cuentacuentos de los niños a los ancianos, talleres de terapias no farmacológicas (con perros y aula multisensorial), baile de Carnaval, karaoke, visita a su huerto, juegos populares y tradicionales, etc.
Es mucho lo que los niños aportan a los ancianos, y tal vez más aún lo que reciben de ellos. Porque estamos convencidos de que desarrollar sentimientos de respeto, cuidado y afecto hacia nuestros mayores es un pilar básico de su formación y lo que están viviendo con ellos será de los mejores recuerdos que se lleven de su paso por la escuela.
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