Se puede completar la frase con los videojuegos, el fútbol, su grupo de música favorito… Quizás como profesores hayáis pensado o pronunciado esta frase en alguna ocasión. También algunos padres lo habrán hecho respecto a sus hijos.
¿Qué hacer si un alumno no tiene ganas de aprender y no muestra interés por nada más que sus aficiones? Veamos:
- Intentar relacionar el contenido didáctico con su afición. Si es un videojuego, podemos pedirle que haga una redacción explicando lo que más le gusta del mismo. O, por ejemplo, si es muy aficionado a la cocina, podemos pedirle que redacte una receta y nos diga las cantidades para diferentes comensales (una forma de trabajar también las matemáticas). Si su afición es el futbol, podemos pedirle que escriba una noticia sobre un partido o enseñarle a hacer estadísticas para hacer el seguimiento de los equipos. Son solo algunos ejemplos.
- Intentar que se abra a otras aficiones, contenidos y tareas. A través de los ejemplos prácticos más relacionados con su afición, podemos hacerle entender que podemos enseñarle muchas otras cosas que le serán muy útiles en su vida. También que detrás de eso que tanto le gusta, hay personas que tienen el conocimiento y dedican el esfuerzo necesario para hacerlo realidad.
- Priorizar el aprendizaje basado en proyectos y que estos sean lo más reales posible.
- Fragmentar las tareas y dar instrucciones sencillas, para que el alumno no se bloquee y no desista de hacerlas.
- Hablar con él. La comunicación es muy eficaz y además de saber lo que piensa o lo que más le interesa, también se sentirá escuchado y puede significar una mejora en su actitud.
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