Aprender un nuevo idioma puede ser un reto, pero con las actividades adecuadas, puede transformarse en una experiencia divertida. Cuando los niños se implican emocional y físicamente en el proceso de aprendizaje, este se vuelve más efectivo. Además, estas actividades no solo desarrollan sus habilidades lingüísticas, sino que también fomentan la colaboración, la resolución de problemas y la interacción entre los compañeros.
A continuación, te presentamos algunas ideas que podrás adaptar según el nivel de tus alumnos:
La telaraña de palabras (rompehielos)
Actividad perfecta para practicar vocabulario y romper el hielo.
Pasos:
- Los alumnos se sientan en círculo.
- El primer alumno recibe un hilo o cuerda, dice su nombre y una palabra relacionada con el tema escogido. Luego pasa el resto de la cuerda a otro compañero, manteniendo un extremo en su mano.
- El siguiente alumno repite el proceso con una palabra diferente.
- Se continúa hasta que todos los alumnos hayan participado y se forme una telaraña.
El huerto lingüístico (jardinería)
En esta actividad, los alumnos aprenden vocabulario sobre la naturaleza mientras cuidan sus propias plantas.
Pasos:
- Prepara macetas, tierra y semillas.
- Cada alumno deberá elegir una planta para sembrar y ponerle una etiqueta con su nombre.
- A medida que las plantas vayan creciendo, los alumnos irán describiendo su progreso en un diario. Podrán usar palabras como «regar», «crecer» o «flor» y escribir oraciones sobre el estado de su planta.
- También, puedes organizar momentos en clase para que los alumnos compartan lo que han notado en sus plantas.
El rincón de los sentidos (actividad sensorial)
Aquí, los alumnos deberán utilizar sus sentidos (vista, tacto, olfato, gusto y oído) para describir diferentes objetos. Al asociar el vocabulario con una experiencia sensorial específica, se vuelve más fácil de recordar.
Pasos:
- Organiza varias estaciones en el aula, cada una dedicada a un sentido:
- Vista: fotografías, dibujos, figuras geométricas, plantas.
- Tacto: tela suave, esponja húmeda, arena, papel de burbujas.
- Olfato: especias (canela, clavo), hierbas aromáticas (menta, albahaca), flores, frutas cítricas (limón, naranja).
- Gusto: trozos de frutas, galletas saladas, chocolate, limón, queso.
- Oído: grabaciones de sonidos (campanas, gotas de agua, aplausos, ladridos), instrumentos musicales pequeños (triángulo).
- Divide a los alumnos en grupos pequeños y asigna a cada grupo una estación sensorial.
- Los alumnos deben explorar los objetos en su estación y describirlos utilizando el vocabulario correspondiente (por ejemplo: «este objeto es suave» ).
- Después de un tiempo determinado, los grupos rotan a la siguiente estación hasta que hayan pasado por todas.
- Después de rotar por todas las estaciones, los alumnos pueden discutir sus experiencias en grupo.
Estas actividades convierten el aula en un espacio de juego, haciendo del aprendizaje una experiencia significativa.
