En la metodología de Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) se plantea a los alumnos un problema para que lo analicen y lo resuelvan en grupos de unas cinco personas. El problema debe basarse en una situación cotidiana y familiar para los estudiantes y tener relación con la materia que queremos enseñar. Esto convierte al alumno en protagonista de su propio aprendizaje y este tiene la misma importancia que las habilidades y la actitud.
Al inicio del proceso es posible que los alumnos carezcan de los conocimientos necesarios para resolver los problemas. En esta etapa el objetivo es que sepan identificar qué necesitan para hacerlo, es decir, una necesidad de aprendizaje. A partir de aquí irán adquiriendo nuevos conocimientos que finalmente les permitirán resolver el problema.
Pese a todo, es recomendable que el ABP se aplique en alumnos que ya disponen de una buena base de conocimientos para que a partir de esta puedan adquirir los nuevos.
En el ABP se prescinde por tanto de las lecciones magistrales de los maestros, que se convierten en guías y orientadores del aprendizaje, y la evaluación suele basarse en un caso práctico e incluso la autoevaluación.
Algunos de los beneficios destacados de este método para los alumnos son:
– Aprenden a resolver problemas y a tomar decisiones
– Aprenden a trabajar en equipo
– Desarrollan habilidades comunicativas y argumentativas
– Se convierten en protagonistas de su aprendizaje y aumenta la motivación
– Desarrolla el pensamiento crítico y la creatividad
– Aprenden a planificar
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