Las emociones son parte de nosotros e influyen en lo que pensamos y en lo que hacemos. De ahí que en algunos lugares estas ya sean una materia obligatoria en los colegios.

El desarrollo de la inteligencia emocional, no solo da a la persona habilidades que le serán útiles a lo largo de su vida (por ejemplo, en el trabajo, donde se le puede requerir que sepa trabajar en equipo, capacidad de liderazgo o manejar el estrés), sino que también ayuda al rendimiento y a la motivación en la escuela. De esta forma, la competencia emocional ayuda a reducir el absentismo y el fracaso escolar. Lo han comprobado en países como Reino Unido o Estados Unidos, donde cuentan con programas de Aprendizaje Social y Emocional (ASE).

Algunas de las habilidades básicas que se suelen incluir en estos programas son la autoconciencia, la regulación emocional, la motivación, la empatía y las habilidades sociales.

En España ya hay una comunidad en la que la educación emocional es obligatoria en los colegios. Se trata de Canarias, donde desde 2014 se imparte esta asignatura en los primeros cursos de Primaria.

La OCDE también ha puesto el foco sobre este asunto y está realizando una evaluación de las destrezas sociales y emocionales en diferentes ciudades del mundo con alumnos de entre 10 y 15 años (The Study on Social and Emotional Skills).

Cada vez son más las voces que abogan por una educación cognitiva y emocional. Y tú, ¿qué opinas?