Nereida Carrillo es Doctora en Periodismo y Comunicación, periodista, investigadora, profesora de varias universidades y formadora en entornos profesionales. Actualmente dirige Learn to Check, un proyecto pedagógico contra la desinformación.
¿Cómo nació Learn to Check?
El origen de este proyecto son los talleres de educación mediática y verificación digital para jóvenes (sobre todo de secundaria, bachillerato y ciclos formativos) que ofrecíamos en colaboración con la red de American Spaces en España. Los profesores los acogían con mucho entusiasmo y al acabar nos pedían si les podíamos facilitar más materiales para dar continuidad a esta formación y profundizar. Por otro lado, los jóvenes también valoraban muy positivamente la experiencia y reconocían la necesidad de formarse en este sentido. A partir de ahí, y con el objetivo adicional de llegar a más gente y extender la educación mediática, decidimos crear una plataforma donde poner en abierto todos los materiales que íbamos generando. Así nació Learn to Check, que cuenta con el apoyo de la Embajada de EE.UU. en España y del Consulado General de EE.UU. en Barcelona.
¿Qué tipo de material pueden encontrar en ella los docentes?
Learn to Check es un proyecto educativo y divulgativo para combatir la desinformación y educar en alfabetización mediática y verificación digital. En esta plataforma, los docentes encontrarán recursos sobre las claves y las herramientas para verificar imágenes, contrastar información, comprobar vídeos y para analizar cuentas de redes sociales. Hay guías didácticas, vídeos y juegos. Apostamos por el formato audiovisual y por materiales interactivos porque queremos que sean atractivos y que se puedan utilizar en la metodología learning by doing.
Dentro del material audiovisual tenemos, por ejemplo, voces expertas (profesionales de la salud, periodistas, abogados, etc.). También hay tutoriales en los que son los propios jóvenes los que enseñan a otros a verificar. Queremos que exista esa transmisión de conocimiento y empoderarlos.
¿Cuál es el perfil del profesor que acude a vosotros?
El perfil de los profesores que acuden a nosotros es muy variado. En un primer momento observamos que quizás había más interés desde el campo de las ciencias sociales (lengua, filosofía, tutoría…) y ahora se ha ampliado y son profesores de todos los campos (matemáticas, ciencias naturales…). Esto prueba que el interés es general y que esta formación se puede hacer de forma transversal.
¿Por qué es importante que se enseñe a verificar la información en el colegio?
La escuela nos prepara para la vida. Y la vida de nuestros jóvenes es en gran parte digital. Por eso la verificación digital es un conocimiento tan necesario como el de cualquier asignatura. Nuestros jóvenes están en las redes sociales; ahí crean su identidad, se relacionan, se informan… Por eso es importante que aprendan a evaluar la información.
Años atrás nos enseñaban a buscar información. Ahora no, porque la información es accesible; preguntas algo a Google y en segundos te responde. Ahora se debe enseñar a distinguir lo que son hechos de lo que son opiniones, información falsa de información verdadera, información de calidad de la que no lo es. El pensamiento crítico es imprescindible para identificar fuentes interesadas y para tomar decisiones informadas.
¿A partir de qué edad se debería empezar?
Es necesario hacerlo cuando los jóvenes se empiezan a informar, que suele ser hacia el final de la educación secundaria. Aunque también tendría sentido hacerlo antes, porque seguramente muchos ya tengan un móvil. Desde ese momento son vulnerables a la desinformación y a los engaños.
Por otra parte, si bien nos dirigimos principalmente a jóvenes, en Learn to Check tenemos una oferta de talleres para todos los públicos. Formación para docentes, para familias (especialmente las que tienen hijos adolescentes), algunos colectivos profesionales e incluso gente mayor. Saber verificar digitalmente es hoy una necesidad ciudadana. Estas competencias y habilidades se han convertido en esenciales, por eso cualquier público debe adquirirlas.
¿Qué peligros comporta la desinformación?
Si la información es poder, la desinformación es una forma de erosionar el poder y de crear climas de desconfianza. La desinformación es destructiva.
Lo vemos en política. La desinformación, más que aupar a un candidato, quiere perjudicar a otros candidatos, desmovilizar y crear desconfianza hacia las instituciones, hacia los medios de comunicación…
¿Qué papel tienen las redes sociales?
Pese a que muchas han tomado medidas contra la desinformación, apostando por la verificación de contenidos a través de fact-checkers y advertencias a los usuarios, entre otras, tampoco se nos escapa que la desinformación favorece el modelo de negocio de las redes sociales, que funcionan con algoritmos que son bastante opacos y que te muestran lo que tú quieres ver para que pases más tiempo en ellas.
También es cierto que en las redes sociales hay un gran volumen de información, porque todo el mundo escribe, comparte…
Precisamente, para conciliar el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información veraz es muy importante la educación digital. Es la solución más democrática y la más empoderadora para luchar contra la desinformación.
¿Influye la crisis de credibilidad de los medios de comunicación?
Sí, los medios de comunicación no están exentos de culpa o de cometer equivocaciones. El clickbait, por ejemplo, hace que no se dé toda la información en el titular o incluso que esta pueda ser confusa y dar pie a interpretaciones erróneas.
También es verdad que, aunque el código deontológico dice claramente que se deben contrastar las informaciones y diferenciar los hechos de las opiniones, no siempre hay una buena praxis periodística. Y es muy importante hacer bien este trabajo, porque la credibilidad es el mayor valor de los periodistas y de los medios de comunicación. En todo ello ha influido la precariedad con que se trabaja en las redacciones, que aún no se han recuperado de la crisis de 2008. La sociedad debe apostar por el periodismo de calidad para que los periodistas puedan hacer un buen servicio, y esto tiene un precio.
De todas formas, hay que dejar claro que la desinformación es multifactorial. Hay muchas causas que están contribuyendo a este fenómeno tan preocupante. Por eso debemos trabajar en abordarlas todas.
¿Las administraciones deberían hacer algo? Por ejemplo, a nivel legislativo.
Es complicado, porque es un fenómeno global y la mayoría de leyes son de aplicación estatal. Lo que se debería hacer es aplicar las leyes que ya existen, porque la desinformación ya se puede perseguir con lo que se recoge actualmente en ellas (delitos de odio, contra derechos fundamentales…). Pero sobre todo hay que trabajar en el campo de la educación.
Es destacable el papel de liderazgo que han asumido algunos docentes en la educación mediática, porque son referentes fundamentales de los jóvenes. Al no estar dentro del currículo y no estar sistematizada, por ahora hay que confiar en el interés y la iniciativa de equipos directivos o de docentes a título individual, que ven la necesidad de dar esta educación mediática aunque no sea obligatoria. Desde las administraciones debería haber una apuesta más decidida para hacer sistemática y generalizada esta labor, para que todos los niños y jóvenes reciban esta educación y no dependa de cada centro o de cada profesor. Porque para que sea eficaz es necesario que sea también igualitaria.
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