Núria Cheliz es graduada en Humanidades y ha cursado el Máster en Edición de la UPF. Su proyecto final de máster le valió un accésit en la entrega del Premio Extraordinario al Mejor Proyecto Anual del Máster en Edición. Núria proponía crear una editorial dislexia friendly que tuviera en cuenta las características de los soportes para facilitar la lectura a los niños con dislexia. Hablamos con ella para conocer más detalles del proyecto.
¿Qué te llevó a dedicar tu proyecto a idear una editorial dislexia friendly? ¿Conoces algún caso cercano de dislexia?
Buenos días, en primer lugar me gustaría agradecer vuestro interés en mi proyecto, para mí es muy importante que cada vez se visibilice más el problema que supone la dislexia en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura. Esta problemática la conozco bien de cerca ya que yo misma soy disléxica. En mis primeros años en la escuela experimenté la dificultad que supone tener que aprender a leer y escribir en una clase en la que las necesidades de los niños se homogeneizan, y que tú vas a rastras intentando seguir el ritmo.
¿Cómo fueron esos primeros años de colegio para ti?
Para mi época de estudiante de primaria, el diagnóstico de los disléxicos no estaba tan a la orden del día, esto hacía que la frustración ante el fracaso en el aprendizaje fuera mayor o, por lo menos, distinto. Era algo que tenías que soportar tú, de una forma silenciosa. No había un motivo por el que tú no fueras capaz de aprender como el resto y, por tanto, esto atacaba directamente a tu autoestima. No digo que esto ahora haya cambiado por completo, pero sí es verdad que, por suerte, ahora hay un foco de atención directo sobre esta condición discapacitante que es la dislexia y, cada vez más, se aplican medidas para mitigar sus efectos.
Entonces tu experiencia te ha servido para desarrollar este proyecto de editorial dislexia friendly…
La dislexia no se cura, pero sí se aprende a convivir con ella, no hay más opción. Aprendes a conocer tus límites y errores frecuentes y, así, consigues luchar contra tus propios patrones. Yo aprendí a identificar mis pautas de error más frecuentes para conseguir disminuir los efectos de la dislexia. También aprendes a elegir los libros que te ofrezcan más facilidades, que tengan una letra más grande, un papel más grueso y que transparente poco, etc. Por el momento en España no existen editoriales que se centren en optimizar el soporte del libro para facilitar la lectura de los disléxicos, y de ahí surgió mi idea para el proyecto.
¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentran los niños disléxicos?
Actualmente sigue siendo complicado definir la dislexia pero sí que podemos describirla.
Se trata de una dificultad para el aprendizaje de la lectoescritura. Si consideramos la escritura como un código, el problema del disléxico es la decodificación.
Para mí es importante tener en cuenta que la dislexia es una dificultad, no una imposibilidad, no se trata ni de una enfermedad, ni de un trastorno, sino que es, tal como he dicho antes, una condición discapacitante, una desventaja ante un código culturalmente impuesto, por eso es importante remarcar que la dislexia es una condición independiente de la inteligencia.
La clara situación de desventaja ante la que se enfrenta el niño disléxico tiene un gran impacto sobre él, lo más frecuente puede ser: el abandono escolar, la aversión a la lectura y cicatrices en su autoestima.
Para enfrentarnos a esto necesitamos ser conscientes de que a leer se aprende leyendo, no existe un remedio infalible, la lectura será vital en este proceso y para conseguir que un niño disléxico lea y se apasione por la lectura necesitamos proveerlo de unas armas con las que batallar.
A grandes rasgos, ¿qué debe tener en cuenta una editorial dislexia friendly?
Si bien a aprender a leer se aprende leyendo, se ha descubierto y se está indagando mucho en que existen métodos que se erigen como armas para que el niño con déficit de atención se enfrente a la lectoescritura con mayor facilidad.
Algunos de los aspectos que se tienen que cuidar para conseguir un soporte optimizado son: adaptación y simplificación del texto, la tipografía, el interlineado, el tipo de papel y el grosor, la modificación del brillo y los reflejos de las páginas, los colores, los márgenes y la estricta correlación texto-imagen.
Apuntas a que incluso el tipo y grosor del papel influye. ¿Pasa lo mismo con los cuadernos?
Para mi proyecto no indagué en profundidad en este aspecto, pero a título personal sí es verdad que siempre tuve predilección por las libretas de páginas lisas y gruesas o de rayas, las libretas de cuadrícula siempre me parecieron muy agobiantes a la vista y me resultaba agotador utilizarlas. Hoy en día me sigue pasando lo mismo.
¿Hay algún tipo de rayado o pauta que sea más idóneo para ellos? ¿Puede ser determinante, por ejemplo, cuando están aprendiendo a escribir?
Para mi gusto personal siempre fue mejor el papel liso o a rayas, pero quizá es porque no tuve la oportunidad de tener al alcance una libreta con una cuadrícula específica. Creo que es importante que el niño pueda elegir qué libreta quiere, él será capaz de identificar el mejor soporte para sus necesidades, creo que es un error estandarizar el tipo de libretas que los niños tienen que llevar al cole.
Leer y escribir van de la mano, y si no se facilita al disléxico el aprendizaje dándole herramientas para facilitar el proceso es probable que el niño termine teniendo aversión a algo con lo que va a tener que convivir toda su vida.
Libros, cuadernos… ¿Qué otros materiales o procedimientos deberían revisarse para facilitar el aprendizaje a los niños que tienen dislexia?
Yo creo que hay dos frentes para abrir. Por una parte, pienso que la concienciación de compañeros, profesores y padres debería incrementarse. No debe tratarse la dislexia como una rareza, sino como una condición más que debería explicarse, adaptarse e integrarse en casa y en el colegio.
Por otra parte, pienso que el siguiente paso en los soportes dinamizados es la inmersión en el mundo digital. Es un hecho que el uso de los soportes digitales está en auge y cada vez están más presentes en las aulas, así que ahora toca mirar hacia el futuro para adaptarse y ver cómo se puede ayudar a mejorar al lector disléxico en este aspecto.
¿Crees que están suficientemente visibilizados los problemas que comporta la dislexia? En caso que no, ¿qué hace falta para que lo estén?
Creo que la respuesta a esta pregunta ya ha quedado en parte respondida, pero para concluir esta entrevista me gustaría reiterar la necesidad de concienciación y normalización de la dislexia, debería ser un tema más en los libros de texto para que se pueda conocer de cerca. Si normalizamos la dislexia, entenderemos que haciendo pequeños cambios en nuestros soportes habituales podemos favorecer a un gran colectivo.
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