Basurama es un colectivo que se dedica a transformar espacios y objetos obsoletos o en desuso para darles una nueva forma y una nueva vida. Han realizado más de 100 proyectos en cuatro continentes y entre ellos figuran los de varias escuelas. Hemos hablado con Rubén Lorenzo, miembro de Basurama y uno de los encargados de los proyectos que el colectivo lleva a cabo en colegios.

¿Qué tipo de intervención hacéis en las escuelas?
Nosotros hablamos de “Autocoles” por “auto” de autonomía y “coles” por la comunidad del colegio; trabajamos con los alumnos, pero también con los profesores, equipos directivos y con las AMPAs.
Es un proyecto-proceso pedagógico que consiste en repensar los espacios comunes del colegio, detectando las necesidades o conflictos que hay y las posibilidades para darles respuesta. Trabajamos sobre todo en patios. Hemos detectado que muchos están obsoletos en cuanto a las nuevas pedagogías, las nuevas necesidades y el desarrollo de las habilidades físicas y sociales.

¿Cómo es el proceso de repensar los patios?
Empezamos creando una comisión formada principalmente por alumnos, profesores y, si es posible, padres y madres, y durante varias sesiones se piensa y reflexiona sobre el espacio. Incluso a veces realizamos actividades en el propio patio para inducir a esa reflexión. También les animamos a ser creativos e imaginar elementos diferentes a los que estamos acostumbrados a ver. A partir de ahí, pensamos cómo transformarlo.

En paralelo, investigamos qué recursos tenemos y qué recursos desecha el propio colegio, como el mobiliario antiguo o la posibilidad de hacer una recogida de botellas de plástico vacías. A veces también buscamos los recursos en el propio barrio (por ejemplo, si hay un taller mecánico podemos conseguir neumáticos usados).
Nosotros aportamos nuestra experiencia, llevando las necesidades o deseos de la comunidad a diseños posibles con los materiales que podemos reunir.

¿Cómo lo coordináis?
Una vez se ha decidido lo que se va a hacer, se realizan unos talleres durante unas semanas y en ellos vemos el material que tenemos y realizamos las primeras operaciones, como por ejemplo la limpieza del material, corte, soldadura… Siempre viendo con qué herramientas hacerlo y enseñando cómo utilizarlas. Hay cierta reticencia por parte de profesores y padres a la hora de dejar según qué herramientas a los alumnos. Pero nosotros creemos que la herramienta más peligrosa es la que no se sabe usar. Por eso pensamos que deben aprender a usarlas con conocimiento y responsabilidad.

Suponemos que dependerá también de la edad del alumno…
Sí, aunque el proyecto está pensado para que participe todo el colegio, pero evidentemente hay tareas que no pueden hacer los alumnos de Infantil. Si bien tendemos a infravalorar a los más pequeños y son capaces de hacer más de lo que pensamos.

¿Qué tipo de materiales utilizáis?
Por ejemplo, neumáticos, que es un material muy resistente para exterior y fácil de conseguir porque se desechan muchos. También usamos pupitres antiguos y en desuso, de los cuales aprovechamos tanto la parte de madera como la metálica. A veces también aprovechamos materiales sobrantes de algunas obras, como tubos de hormigón, etc.

Además de la parte práctica, ¿qué valores o conocimientos se fomentan?
Es un trabajo transversal e implica el desarrollo de distintas habilidades y conocimientos. Por ejemplo, usamos las matemáticas para medir los patios, la geometría para dar forma a las estructuras, etc. En cuanto a las habilidades, se aprende a usar las herramientas, a trabajar en equipo, a repartir tareas y organizarse, a asumir responsabilidades… Todo ello sumado a los componentes medioambiental y creativo que son la base de todos nuestros proyectos.

¿De quién parte la idea, de las escuelas o de vosotros?
Hay de todo. Al principio, cuando empezamos hace cinco años, nosotros tomamos la iniciativa, pero ahora básicamente nos llaman. También estamos participando en el programa “Educar hoy para un Madrid más sostenible”, mediante el cual estamos trabajando en algunos centros.

¿Cuáles son las necesidades o cambios que más se piden?
Nos piden más espacios verdes, porque en muchos patios predomina el cemento. Además, el hecho de que no haya árboles también suele significar que hay pocos espacios de sombra, tan necesaria en un país como el nuestro, sobre todo en los meses más calurosos.
También nos piden todo tipo de mobiliario para crear espacios de encuentro, donde sentarse y conversar.
En algunos colegios, especialmente los que tienen un patio pequeño, se buscan alternativas a la pista de futbol, que suele ocuparlo casi todo y donde casi siempre juegan los mismos, de manera que muchos alumnos quedan relegados.

Recientemente habéis certificado la construcción de unos juegos en un colegio. ¿Por qué es importante esta certificación?
A menudo nos encontramos con miedos por parte de la dirección del colegio o de los padres y madres, que quieren asegurarse de que lo que se construye sea seguro. Con la certificación podemos demostrarles que el proyecto cumple una normativa y que se han tomado todas las precauciones para no causar daños a los usuarios, en este caso los alumnos.

¿Confiáis en que más escuelas se animen a llevar a cabo proyectos de este tipo a partir de ahora?
Sin duda va a ser un gran respaldo que, unido a la cada vez mayor necesidad que hay de transformar estos espacios, puede hacer que se animen más colegios. El único factor limitante ahora mismo es el presupuesto. Aunque aprovechamos mucho material, a veces es necesario contratar transporte (por ejemplo, cuando nos ceden material de obra muy pesado), comprar otro material (tornillos, pinturas…) o incluso la misma certificación cuesta dinero.

¿Cuál es vuestra implantación en España? ¿Podríais llevar a cabo proyectos en todo el país?
Actualmente los proyectos más continuados, de los que hacemos todo el seguimiento, son en Madrid. Pero si nos llegan peticiones de otros puntos podríamos estudiarlo, también dependiendo de las necesidades concretas de cada caso.

Si quieres saber más sobre Basurama, te recomendamos esta guía.