A menudo tendemos a valorar más los resultados que el procedimiento y esto podría estar teniendo un impacto sobre los alumnos, sobre todo si nos fijamos en el experimento del puzle que llevó a cabo la psicóloga Carol Dweck. Dio un puzle a un grupo de niños y cuando lo acabaron felicitó a la mitad por haberlo conseguido, destacando su inteligencia, y a la otra mitad les felicitó por el esfuerzo y lo duro que habían trabajado. Posteriormente, planteó un segundo reto y dejó que los niños decidieran si lo querían más complejo o menos. El 99% de los niños a los que se les había felicitado por su esfuerzo escogió el reto difícil, mientras que los niños a los que alabaron su inteligencia escogió el fácil.
Mientras que en el caso de los niños que habían sido felicitados por su esfuerzo, estos buscaron superarse, en el caso de los niños que habían sido felicitados por su inteligencia estos no quisieron arriesgarse y eligieron el fácil para asegurar esa etiqueta de “inteligentes”.
La conclusión de este experimento es que si queremos motivar a los alumnos debemos reconocer su esfuerzo por encima de su inteligencia. De esta forma les animamos a seguir esforzándose y superándose.
Si quieres saber más sobre Carol Dweck y sus teorías no te pierdas su charla TED:
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