En una sociedad que vive a un ritmo frenético lo importante queda a veces olvidado. ¿Por qué? Porque no siempre va atado a un timing y entre tantas urgencias que nos exigen, lo importante queda relegado. Es importante, sí, pero no tiene fecha de entrega, así que primero solucionamos lo inmediato y luego ya nos pondremos con lo otro. El problema llega cuando tras una urgencia llega otra, y otra… Y se van encadenando sin dejar hueco a nada más.
Párate a pensar. Lo urgente, ¿es realmente urgente? ¿O solo crees que lo es porque le han puesto esa etiqueta? Saca del cajón lo importante. ¿No hay algo ahí que se ha vuelto urgente? O más que eso, se ha convertido en una emergencia.
¿Por qué hacemos esta reflexión? Nos la sugirió esta otra de Toni Solano, profesor y director de instituto responsable del blog Re(paso) de lengua. Él constató que los trámites administrativos no le dejaron tiempo para desarrollar su proyecto de dirección.
¿Alguna vez habéis tenido esa misma sensación?
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