Deanna Mason es autora de “Cómo educar adolescentes con valores” (LID Editorial). Es experta en pediatría y salud pública y es la creadora del método “Paternidad Proactiva”. Hablamos con ella sobre adolescencia y valores.
¿Dónde se aprenden los valores?
Los valores se comunican a los niños de forma directa e indirecta a lo largo de la infancia y la adolescencia en sus familias, en el colegio y en su comunidad. El establecimiento de límites y de disciplina ayuda a los niños a asimilar valores de forma directa, mientras que sirviendo como buen modelo de conducta, se los comunicamos de forma indirecta.
¿Cuándo se considera que el niño está listo para este aprendizaje?
Desde una perspectiva del desarrollo, nunca es demasiado temprano para empezar a enseñar valores. Los valores se construyen a través del tiempo y necesitan asentarse y madurarse. Los padres podemos enseñarlos directamente desde el primer año de vida estableciendo ciertos límites y disciplinas.
La transmisión indirecta de valores comienza desde el nacimiento. Desde los cero a los cinco años, los niños observan a sus padres para identificar patrones de comportamiento. De ahí hasta los diez años, empiezan a identificar los valores de la familia como propios y empiezan a practicar lo que ven en casa, en el colegio y en su entorno.
La formación en valores empieza a interiorizarse según entramos en la adolescencia. Durante esta etapa, los adolescentes empiezan a utilizar sus valores de forma independiente para evaluar situaciones, tomar decisiones y actuar. Sin embargo, a su vez observan también a otros adolescentes para ver si sus valores les proporcionan una manera más fácil de conseguir sus objetivos.
¿Y qué ocurre cuando ya hemos interiorizado los valores?
Entre los quince y los veinte años, los valores se vuelven atributos personales. La gestión de situaciones, la toma de decisiones, y las acciones se realizan basándose en los valores que se han escogido. En este punto, los valores se solidifican y los adultos apenas tienen capacidad de influenciarlos.
¿Qué papel deben jugar la escuela y los profesores?
Los niños crecen felices cuando saben cómo comportarse, reciben comentarios positivos por su buen comportamiento y comprenden el mundo que les rodea. El colegio y los profesores suponen un importante porcentaje en el día de un niño, por lo que el entorno académico debe ser un refuerzo de lo que los padres inculcan en casa.
Es importante, por tanto, que los padres elijan un colegio que refleje y apoye los valores familiares propios. Algunos colegios están más enfocados a la consecución de objetivos, otros a las habilidades sociales y la inteligencia emocional, y otros a los deportes y la competición. Sea como sea, los colegios deberían verse como un apoyo en este sentido, más que como una fuente principal.
¿Cuáles son los principales valores que deben adquirir los niños?
No hay un conjunto único de valores que todos los padres deban enseñar a sus hijos; cada familia es única y tiene la libertad de escoger lo que es mejor para ellos. Sin embargo, hay ciertos valores que se adaptan a la mayoría de familias, tales como la honestidad, el respeto y el autocontrol.
La regla de oro es tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen.
¿Por qué la adolescencia es una etapa difícil?
La verdad es que la crisis de identidad es el núcleo del desarrollo del adolescente entre los 13 y los 23 años. En esta etapa están inmersos en un proceso para encontrarse a sí mismos. El desarrollo físico termina durante la adolescencia. Pero el desarrollo interno, es decir, el cognitivo, psicosocial, emocional y moral, está surgiendo para terminar de desarrollar la personalidad del adulto.
Obviamente, el proceso no es fluido, fácil, ni cómodo. Sin embargo, es predecible porque todos los adolescentes tienen que pasar por las mismas etapas para convertirse en adultos. Del mismo modo que un niño pequeño no puede correr antes de andar, un adolescente no puede ser adulto sin desarrollar unas habilidades fundamentales y sin práctica.
¿Cuáles son las principales dificultades o amenazas para un adolescente hoy en día?
Los adolescentes de hoy en día son bombardeados con información e imágenes que representan una realidad muy sesgada y poco realista. Eso puede crear una percepción falsa o sentido de fantasía, que es básicamente la creencia de que se puede tener éxito sin esfuerzo. Por ejemplo, sacar buenas notas sin estudiar o conseguir un trabajo fantástico sin tener la formación o experiencia requeridos. Por desgracia, las redes sociales y los influencers fomentan y perpetúan esta fantasía, lo cual puede llevar a mucha frustración.
El mayor reto para los adolescentes de hoy es mantenerse en contacto con la realidad, de manera que puedan desarrollar las habilidades académicas, sociales, emocionales, etc. que necesitan para formar su identidad y convertirse en miembros productivos de la sociedad.
¿Cómo podemos prevenirlas? ¿Qué herramientas hay que proporcionar a los niños para que sepan solventarlas?
La educación basada en valores ayuda a los niños a aprender a interactuar respetuosamente con los demás. Los niños y adolescentes con experiencia limitada en la vida necesitan herramientas que los ayuden a evaluar situaciones, tomar decisiones y elegir sus acciones. Los valores son la herramienta perfecta para que los niños maximicen su desarrollo mientras aprenden a mantener su propia seguridad.
Su libro va dirigido a padres, pero ¿pueden extraer ideas los profesores para el ejercicio de su profesión?
Mi último libro está escrito pensando en los padres porque la educación basada en valores tiene que empezar en casa. Sin embargo, también contiene muchas herramientas para cualquiera que trabaje o interactúe con niños y adolescentes.
Desde la perspectiva de un profesor, los capítulos del libro dedicados al desarrollo son especialmente interesantes. Se suele dividir a los niños en grupos de edades basados en su edad cronológica. Sin embargo, como muchos profesores sabrán, el desarrollo físico, emocional, social, cognitivo, sexual o psicológico no siempre coincide con la edad cronológica.
Entender esto es fundamental para aplicar límites y disciplina de forma eficaz. En el libro señalo cómo esto es necesario para crear un entorno seguro en el que los niños pueden crecer y maximizar su desarrollo y habilidades. El modelo de tres círculos concéntricos que explico es un método simple para aplicar límites y disciplina de una forma coherente.
Un grave problema con el que se pueden encontrar los profesores en los colegios e institutos es el acoso escolar. ¿Cómo recomienda actuar en estos casos?
Los niños pre-adolescentes y los adolescentes están en una época de egocentrismo. Su capacidad para pensar de manera abstracta no está completamente desarrollada. Por eso, ellos piensan más en sus deseos y en lo que quieren conseguir que en los demás. Sin embargo, este egocentrismo puede aumentar la capacidad de causar daño a los demás a través de la tecnología, ya que los adolescentes pueden esconderse detrás de la pantalla, en su habitación, mientras “bombardean” a los demás, sintiéndose muy poderosos. El acoso escolar a través de Internet permite una distancia entre el agresor y la víctima que antes no era posible. Además, los niños y adolescentes no entienden bien que todo lo que se comparte en Internet es público y permanente. Esto significa que es muy difícil borrar o parar el acoso una vez que empieza.
Hay estudios recientes que revelan cómo muchos padres no creen que sus hijos sean capaces de ser el agresor en casos de acoso escolar por redes sociales. Los padres se sorprenden cuando ven que su hijo ha enviado material pornográfico a otros alumnos o que la personalidad del hijo en las redes sociales es muy agresiva o sexual en comparación a la imagen que el niño tiene frente a los padres. Claramente, es difícil aceptar este comportamiento en un hijo. Pero el desarrollo de los niños y la tecnología es una bomba de relojería. Los padres tienen que educar a los niños sobre cómo evitar el riesgo de ser víctima o agresor mediante conversaciones directas sobre el acoso escolar o cyberbullying. Además, los padres tienen que controlar los móviles, portátiles y tabletas de sus hijos con regularidad. Esa es una manera de proteger a sus hijos y a los de los demás.
También es preocupante la tasa de abandono y fracaso escolar. ¿Cómo podemos prevenirlos?
El abandono y el fracaso escolar nos devuelve a la idea de falsa realidad que comentábamos. Los que la experimentan creen que tienen el derecho de disfrutar de experiencias, objetos o privilegios sin tener que esforzarse para ello. Muchas familias hablan de “sacar buenas notas” o “estudiar para entrar en una buena universidad”, pero fallan en inculcar el privilegio que supone tener una educación. Hacerles entender que es una inversión en sí mismos puede ser muy poderoso y motivador para nuestros hijos.
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