El desarrollo de robots cada vez más perfeccionados hace prever una gran revolución en el mercado laboral. De hecho, algunos expertos señalan que ya estamos al borde de la cuarta revolución industrial. ¿Podrían los robots substituir a los profesores? La Agencia para el Desarrollo de la Infancia de Singapur tiene clara la respuesta (ver vídeo).
Aunque se trate de una ficción para un anuncio con motivo del Día del Profesor, hay algo que es totalmente real: un robot no tiene la capacidad intelectual ni emocional para comunicarse siempre correctamente con los alumnos.
Lo que sí puede hacer un robot es ayudar al profesor. Es decir, por poner un ejemplo, el profesor puede transmitir conocimiento o guiar a los alumnos para que lo obtengan, pero apoyarse en un chatbot para contestar las preguntas más frecuentes, para que los alumnos puedan recibir respuesta en cualquier lugar y con la máxima inmediatez. De esta forma, si les surge una duda mientras estudian el fin de semana, podrían encontrar fácilmente la respuesta. Un chatbot también puede servir para crear conversaciones con el objetivo de practicar idiomas.
Por otro lado, un robot también puede ayudar a motivar a los alumnos. ¿Cómo? Veamos el ejemplo de Botter, el prototipo creado por la UOC, capaz de emitir frases alentadoras, sonidos y vibraciones si el alumno cumple con el programa de formación o de expresar decepción si el alumno no avanza como es debido. Surgió como una solución para hacer un acompañamiento más cercano y personalizado en estudios a distancia.
Sea cual sea el papel que queramos dar al robot en el aula tendrá que ser con el objetivo de contribuir al aprendizaje de los alumnos y tendrá unas funciones definidas por un profesor.
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