La pandemia de coronavirus ha potenciado el uso de dispositivos tecnológicos para las clases. Si bien la tecnología es una gran aliada, es importante no olvidar otras prácticas, como por ejemplo escribir a mano.
Se han realizado varios estudios que confirman los beneficios de escribir a mano. El más reciente, ha sido The Importance of Cursive Handwriting Over Typewriting for Learning in the Classroom: A High-Density EEG Study of 12-Year-Old Children and Young Adults, realizado por la Universidad de Noruega y publicado en Frontiers in Psychology este verano.
Los investigadores registraron las ondas cerebrales de varios niños y jóvenes mientras escribían a mano. Los electrodos confirmaron que cuando se escribe a mano el cerebro es más activo que cuando se escribe en un teclado. Esto se debe a la experiencia sensorial que acompaña al ejercicio, ya que requiere más concentración, hacer diferentes movimientos para cada letra, controlar las habilidades motoras finas y los sentidos. De esta forma, la escritura manual contribuye a que los niños desarrollen sus habilidades en clase.
Por lo tanto, es importante seguir practicando la escritura a mano. Además, gracias a la tecnología, podemos seguir supervisando estos ejercicios en cualquier circunstancia (con clases a distancia o aunque no podamos recoger los cuadernos de los alumnos). Nos referimos a Scribzee, una aplicación con la que es muy sencillo escanear las hojas de los cuadernos y compartirlas.
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