Cada vez más escuelas de nuestro país optan por métodos alternativos de enseñanza. Entre ellos se encuentra el aprendizaje por ambientes, un método de enseñanza que se basa en proporcionar diferentes espacios para que los niños realicen actividades y aprendan nuevos conocimientos. Esto quiere decir que dentro del aula se pueden generar diferentes ámbitos de aprendizaje, pero también se puede incluir el pasillo u otras zonas de la escuela.

Los rincones de trabajo son espacios atractivos y susceptibles al aprendizaje, hechos con todo tipo de materiales (naturales, duros, blandos, etc.). Hasta el más mínimo detalle está pensado para ayudar a los niños a aprender y fomentar la imaginación, las relaciones con los demás, la observación y la experimentación. Cada ambiente tiene unos objetivos concretos que se utilizan luego para ver el progreso personalizado de cada uno de los niños y ver si se han alcanzado los resultados. Se siguen estudiando los mismos conceptos pero de otra forma, eliminando asignaturas y exámenes, y englobando varias disciplinas en el aprendizaje. La evaluación se realiza a través de una observación directa y diaria.

En este tipo de enseñanza el niño es el protagonista del espacio y el profesor hace de guía y mediador, interviniendo solo si el alumno se lo pide.

Algunos de los beneficios de este método son:
– Favorece la comunicación. Al trabajar en equipo los niños deben aprender a escuchar a los demás y a dialogar.
– Potencia aptitudes artísticas, digitales, de autonomía y de conocimiento del entorno.
– Aumenta la motivación. Aprovecha la curiosidad natural de los niños que combinada con un cierto grado de libertad los lleva a hacer descubrimientos por sí solos y aviva sus ganas de aprender y de hacer nuevos descubrimientos.

Esta metodología tiene sus orígenes en la Escuela Nueva y en la base de una educación activa. En ella se reconocen pedagogías de grandes teóricos como María Montessori, Ovide Decroly y otros.

¿Conocéis experiencias de trabajo por ambientes?